viernes, 4 de abril de 2014

La debacle


SOBRE LA MARCHAPor ELIDES J. ROJAS L.

Supongamos que se detienen las protestas, todo el mundo a su casa, los que todavía trabajan a sus trabajos, los desempleados que recojan su exprimidor de jugos y a la acera a vender por vasos, los chamos a las escuelas y liceos, los más grandes a las universidades. Todo normal. Como le gusta al gobierno. Supongamos que del lado de los ciudadanos descontentos se acaba la molestia y todos somos chavistas de un día para otro. Excelente. Revolucionarios, socialistas y chavistas como dicen los enchufados de verde. A esperar la debacle todos vestidos de rojo. Y bien agarraditos de las manos.

Un escenario que, claramente, no le conviene al gobierno. Maduro y sus carnales desvalijadores de país saben muy que la crisis apenas muestra los colmillos gracias a los cubanos insaciables y a los corruptos del chavismo secaron al país. Saben perfectamente que en el último año de vida del comandante muerto, el señor al que llaman el supremo se lanzó la suprema torta y gastó lo que había y lo que no había con tal de ser presiente póstumo. Y lo logró. Maduro y su clan depredador sabe perfectamente que no hay divisas para atender las necesidades de la economía y si acaso tienen para importar a medias, pues cada vez menos países les otorgan créditos. Y los que lo hacen es a cambio de pozos petroleros y pedazos de país, como los chinos y los rusos que se están quedando hasta con el pico Bolívar gracias a la irresponsabilidad de los corruptos de rojo.

Por eso, Maduro y su equipo destructor más la ayuda cubana, no pagarán ni un dólar de las deuda de 54 mil millones de dólares que tienen solo por vía Cadivi se incluye lo nuevo autorizado, lo viejo incluso a 4,30, las ganancias y utilidades de empresas por repatriar, los compromisos ya cumplidos pero no cancelados. No pagarán por dos razones fundamentales: No tienen divisas suficientes y son unos maulas. La segunda pesa más que la primera, pues aun teniendo algo nunca ha sido buena paga. Le cancelan sus obligaciones, paradójicamente, a la gran banca internacional y a los organismos multilaterales, para no entrar en el renglón de las naciones fallidas; pero a los particulares de los países acreedores no le pagarán como ha ocurrido con Colombia y ahora con Panamá. La excusa del incidente bilateral es perfecta para ejercer su condición de maula. Casi 2 mil millones de dólares que meterán en aprietos a los empresarios panameños. Como aquí. Y ese es el punto. Las empresas venezolanas cuentan sus meses de vida con los dedos de manos y los maulas comunistas lo saben. Por eso se une la picazón con las ganas de rascarse. Por eso se une la falta de plata con el objetivo de desaparecer a medios de comunicación, empresas productoras, líneas aéreas, empresas procesadoras y hasta las transnacionales. Es realidad toda la economía nacional.

La protesta, por esa razón, va más allá de una reivindicación. La manifestación general, donde hay claridad del horizonte oscuro que espera al país es por un futuro que desaparece. El chavismo no protesta, pero será víctima igual cuando llegue el tsunami completo. La debacle.

Y falta muy poco.   

Twitter: @ejrl

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