viernes, 8 de noviembre de 2013

El régimen se está gangrenando

JOSÉ MAYORA |  EL UNIVERSAL
viernes 8 de noviembre de 2013  12:00 AM
 
El pasado sábado me encontraba en un centro comercial ubicado en una emblemática ciudad del imperio del norte, cuando presencie un diálogo de actualidad entre dos criollas damas. En efecto una de ellas, en correcto inglés, le preguntó a la dependiente por el costo de una cartera y apenas obtuvo la respuesta hizo un cálculo mental seguido de una exclamación por lo barato del artículo pues lo calculó a 6,30, la decisión no se hizo esperar y la cartera fue adquirida sin miramientos.
La conducta de estas venezolanas no nos debe sorprender pues si hay algo barato para los venezolanos es el dólar oficial y, mientras se pueda aprovechar el bajo precio que tiene, los venezolanos lo aprovecharán sin reparar en el dilema ideológico que tal cosa pueda representar.

El problema es que este aprovechamiento será mientras se pueda, es decir mientras el gobierno no decida devaluar el signo monetario y, aun en ese escenario, el dólar será barato pues la comparación será con el  dólar de color oscuro. En otras palabras, mientras haya control de cambio, el dólar oficial siempre será barato.

Las razones por las cuales se instrumentó el control de cambio no fueron económicas, fueron políticas con impacto en la economía. Lamentablemente, la dirigencia oficialista posiblemente  midió el alcance económico de tal medida,  pero descansaron en el elevado precio del barril de petróleo y en el  poder de la palabra del gran responsable de este estado de cosas, por supuesto,  acompañando de quienes conociendo el impacto,  fueron incapaces de oponerse, lo que los hace tan responsables como el difunto líder (la historia deberá juzgarlo).

El hecho cierto es que el modelo de organización socioeconómica denominado socialismo del siglo XXI, no dio, ni dará resultado, es inviable y eso lo sabe la cúpula chavista. El desastre es de tal magnitud que me atrevo a afirmar que hasta el inefable Giordani, uno de los más responsables, también está convencido de su inviabilidad. La gran pregunta que surge en la boca de cualquier ciudadano normal común y corriente: ¿qué están esperando para tomar las decisiones que enrumben al país?

La critica situación del país, que más evidente no puede ser, tiene preocupados a propios y extraños y me atrevo a decir que dentro del oficialismo debe haber alguna mente sensata que lo esté y mucho. Estos escenarios de incertidumbre son proclives para bolas, rumores y posturas extremas por  parte de quienes se ven severamente afectados por la situación, los venezolanos en su conjunto. Expresiones tales como la caída del régimen, la renuncia de algunos ministros, la renuncia de Maduro, en fin cualquier cantidad de rumores, no logran arrancarle al gobierno alguna frase esperanzadora que dé indicio de que el futuro del país está por encima del presente del proyecto revolucionario. Lo más grave es que, sin lugar a dudas, los representantes menos extremistas del oficialismo, saben lo que hay que hacer.

Resulta inexplicable que a pesar de las evidencias, el oficialismo se aferra a endilgar al imperio, a la oposición y a cualquier ente externo la responsabilidad de la profunda crisis. Como respuesta hay una exacerbación de los controles, las regulaciones y las restricciones y en el fondo de lo que se trata es de mantener el poder pues los incentivos son muchos y muy abundantes.

No hay ninguna duda, este régimen se viene gangrenado poco a poco.

mayora.j@gmail.com

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