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Por Énder Arenas Barrios / Sociólogo / enderarenas@gmail.com
La conclusión de todo esto es
terrible: el presidente Maduro tuvo una alimentación muy pobre en
proteína, no rica en carbohidratos, pero era fundamentalmente su
alimentación
No pude evitar recordar mi
infancia,
cuando el presidente Maduro, recordando la suya, confeso que
en su casa habitaban ocho personas, cuya alimentación, se basaba en la
ingesta durante un mes de un pollo de kilo y medio, dos paquetes de
Harina Pan y un kilo de azúcar.
Sí, es verdad, el Presidente narró eso,
pidiéndonos que comiéramos con moderación, tal como él lo hacia de niño y
entonces, yo empecé a llorar profusamente, pues en mi casa mis dos
hermanos menores y yo comíamos casi todos los días medio pollo, un real
de arroz y friticas de plátanos amarillos que untábamos con margarina
“Gusto”, que hasta hoy no sé porqué tenia semejante nombre pues la
bendita margarina tenia un sabor asqueroso a cebo.
Del llanto pasé a la preocupación, pues durante mucho tiempo yo fui
flaquito, flaquito. Mis hermanos fueron diferentes, pues además de la
ración de pollo, después se servían un tetero de crema de arroz Polly,
que ellos devoraban con justa razón porque los pollos de entonces eran
enclenques.
Pensé y he pensado mucho en el Presidente, claro creo que él nunca
fue flaquito, pues tiene una enorme humanidad, pero pensé, que si en mi,
la ración de pescuezo, alita y cuadril habían producido un estropicio
físico, en el presidente Maduro la secuela de tal alimentación de niño
tuvo que haber producido efectos devastadores aunque éstos no se
evidenciaran, por lo menos en el físico.
Como me suele suceder, las preocupaciones impiden que pueda dormir
con tranquilidad y después de semejante alocución lo hice mal, sudaba
frío durante el sueño y creí enfermar, incluso una noche sentí lo que mi
abuela llamaba “frío de sangre” y un agudo dolor de huesos hasta de los
dientes y pensé que estaba contagiado de Chikungunya. Así que busqué
ayuda y fue entonces que ubiqué al doctor Medina Castro y confieso que
su orientación me aclaró el panorama, pero aumentó mi preocupación por
el Presidente.
Por el doctor Medina me enteré que un muslo de pollo (sin el hueso,
pues éste no se come), incluso, recomiendo no darlo a los perros, pues
mi abuelo decía que el hueso de pollo es muy cortante y corta las tripas
de los caninos. Bien decía que el hueso de pollo deshuesado tiene 80
gramos de proteína, si dividimos el muslo entre 8 personas la ingesta de
proteínas diarias del entonces niño Nicolás era apenas de diez gramos
de proteína.
Quiero decirle amigo lector, que esto de entrada me hizo pensar que
es grave, muy grave, porque además, el presidente Maduro confesó que en
su casa se compraban dos paquetes de Harina Pan y un paquete de un kilo
de azúcar, ambos productos al igual que el pollo de kilo y medio duraban
un mes, es decir, que el señor Presidente complementaba la dieta de los
10 gramos de proteína con una alimentación rica en carbohidratos, pues
todas las tardes, antes de que Venevisión pusiera en pantalla la serie
de Walt Disney “El Zorro” él se comía un cuarto de arepa diaria, que
era la ración que le tocaba diariamente acompañado con un vaso de
guarapo de azúcar.
La conclusión de todo esto es terrible: el presidente Maduro tuvo una
alimentación muy pobre en proteína, no rica en carbohidratos, pero era
fundamentalmente su alimentación.
Caramba, la preocupación me hizo quitarle prestado al doctor Medina
un libro maravilloso que no pienso devolverle, por aquello de que, el
que devuelve un libro que le han prestado es un idiota, el libro se
llama “Cerebro de Pan (Grain Brain)”, de David Perlumutter. El libro me
aclaró definitivamente lo que tenía oscuro, pero aumentó mucho mas mi
preocupación, ahora no solo por el presidente Maduro sino por el país y
mis hijas. El libro trata de la relación entre la nutrición y el cerebro
y de los efectos devastadores de los carbohidratos en tan vital órgano.
Es decir en los efectos terribles sobre el desarrollo intelectual de
los individuos.
Quiero creer que el presidente Maduro tuvo una abuela como la mía,
que logró medio salvarme por la cantidad de Avena Quacker y sardinas
picapica que me daba en el almuerzo y la cena, a partir de los seis años
de edad.
Pero, ¿y si el presidente Maduro no tuvo una abuela Ana y su
dieta siempre fue rica en carbohidratos?.
¡Que peligro¡. Ellos
incrementan la producción de insulina y eso induce al Síndrome
metabólico, a problemas cardíacos, con probables infartos al miocardio,
diabetes, obesidad (por allí va la vaina) hipertensión arterial y
bobería.
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